«Todos los hombres sueñan, pero sus sueños no son los mismos. Los que viven sus sueños de noche, en los rincones polvorientos de su espíritu, se despiertan por la mañana, para descubrir la vanidad. Pero los soñadores diurnos son hombres peligrosos, porque pueden poner sus sueños en marcha, con los ojos abiertos, para hacerlos posibles»
T.E. Lawrence
En nuestro tercer día de viaje, tras estar en Monte Nebo, Madaba y retozar en las aguas del manantial Hammamat Ma´in el primer día y en la bellísima Petra en nuestra segunda jornada, nos adentramos en el desierto de Wadi Rum.
Es muy difícil expresar con palabras lo que se siente cuando ves el magnífico paisaje del desierto de Wadi Rum. Te quedas fascinado por su paisaje montañoso, por su tranquilidad, por el silencio…
Ya a principio del siglo pasado, Thomas Edward Lawrence ( más conocido como Lawrence de Arabia) describió las rocas, dunas, los desfiladeros, las arenas rojizas y los campamentos de beduinos en Los sietes pilares de la sabiduría.
«Los riscos terminaban en cúpulas, de un rojo menos ardiente que el resto de la montaña, más bien grises y apagadas. Éstas cúpulas dotaban a este irresistible lugar de un acabado arquitectónico bizantino: esta senda procesional superaba cualquier cosa imaginada… Nuestra pequeña caravana se empequeñecía cada vez más y quedaba envuelta en un silencio mortal, temerosa y avergonzada de ostentar su pequeñez en presencia de tan majestuosas montañas»
Visitamos el desierto en un jeep de la mano de un beduino,Abdu. Era por la tarde, al atardecer, cuando el calor sofocante ya había desaparecido.
Abdú tenía una manada de camellos. Algunas de las hembras camella estaban embarazadas y algunas tenían, tan sólo, meses de vida. Sí que he montado a camello en varias ocasiones a lo largo de diferentes viajes pero no había visto crías pequeñas y poder estar entre una manada en su hábitat así que ( no sé cómo lo hice) pero lo convencí para que nos llevara a verlos.
La clave del sustento de los beduinos es el ganado. La mayoría posee cabras y camellos y comercian entre ellos .Le preguntamos a Abdú cómo diferenciaban entre los beduinos a quien pertenecía cada camello y nos contó que los marcaban y que cada familia/ clan tenía su símbolo, de manera que, de esta forma, se podía saber a que clan pertenecía cada animal.
Hicimos un alto en el camino y paramos a tomar té y charlar con beduinos amigos de Abdú.
Fue un rato muy enriquecedor. Compartieron con nosotros parte de su cultura y, de esta manera, pudimos entender mejor su forma de vida.
Vimos atardecer en el desierto, dormimos viendo las estrellas y teniendo como único sonido el resoplido de los camellos… No tendría suficientes palabras para expresar lo que significo para mí. Estar en la más absoluta soledad, en medio de la nada, rodeado solo de rocas y tumbados sobre la arena, viendo el maravilloso cielo estrellado que , por desgracia, es difícil observar en nuestras ciudades. Fue una noche única que permanecerá en mis recuerdos para siempre.
A la mañana siguiente, madrugamos, porque queríamos ver amanecer. En Jordania, en verano, amanece a las 5:30 de la mañana. Así que nos despertamos a las 5 dado que debíamos andar una media hora para alcanzar el lugar donde los beduinos nos habían recomendado ir a ver amanecer.
Y termino este post como comencé, con unas palabras de Lawrence da Arabia, el arqueólogo y militar británico que describió Wadi Rum como «enorme, resonante, divino»
«Ningún hombre puede vivir en el desierto y salir sin cambios. Él llevará la huella del desierto … y q tendrá en su interior el anhelo de volver …. Porque esta tierra cruel puede lanzar un hechizo que ningún clima templado puede igualar»
Yo también anhelo volver…
Preciosas fotos, pero más maravillosa la fotógrafa-modelo, Felicidades
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